MARIA ALEJANDRA GONZALEZ-PEREZ

Ingredientes para un campo fértil

La receta para que Colombia tenga un sector agrícola sano y competente en el ámbito mundial incluye, además de políticas públicas, el cultivo de una producción sostenible y fomentar el conocimiento en áreas como infraestructura, tecnología, sistemas de información e integración de mercados.

Maria Alejandra Gonzalez-Perez, Maria Alejandra Gonzalez-Perez
31 de marzo de 2019

La agricultura no solamente contribuye de manera importante a la economía mundial, también tiene unos servicios asociados que representan empleo y fuente de ingresos de una tercera parte de las personas. Su importancia seguirá creciendo a medida que aumente la población, lo que a su vez incrementará la importancia de la agricultura en cuanto a seguridad alimentaria, calidad de vida rural y urbana, y los ingresos para muchos países.

Desde octubre del año 2009, en un Foro de Expertos de Alto Nivel convocado por la  FAO  se identificaron los retos y mecanismos para alimentar a la población mundial en el año 2050, considerando que el número de habitantes aumentará en un tercio y que 70% de los humanos vivirá en zonas urbanas.  Para lograr esto, garantizar seguridad alimentaria y aliviar la pobreza se necesita aumentar las capacidades, inversiones y diseñar políticas públicas adecuadas para conseguir una producción sostenible y equilibrada, una productividad suficiente y unas dinámicas de comercio local e internacional justas y eficientes.

El suelo es mucho más que un sustrato que ancla los cultivos y que da las bases para las actividades agrícolas. En el libro Hands-on agronomy, de 1999, Neal Kinsey explica cómo un sistema ecológicamente equilibrado es esencial para mantener cultivos nutritivos y resistentes.  El sistema de gestión de la fertilidad de Kinsey se centra en el equilibrio, no solo en la cantidad de elementos de fertilidad. Empero, la relación con el campo y la agricultura ha evolucionado con el tiempo, pues hasta hace muy pocas décadas estaba centrada en los aspectos de producción de cultivos específicos.

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No obstante, actualmente las consideraciones para satisfacer las demandas agrícolas son mucho más complejas y se requiere una orientación constante a la innovación sostenible, un profundo entendimiento de asuntos como dinámicas demográficas y urbanistas, emisiones de gases de efecto invernadero, cambio climático, mercados y comercio internacional, cadenas de abastecimiento y logística, abastecimiento y gestión de agua, energía, sistemas de información, transformación digital y tecnologías asociadas, nutrición, así como sostenibilidad ambiental, social y financiera.

En el año 2015 la OCDE, como parte de la hoja de ruta para la adhesión de Colombia, presentó la evaluación y recomendaciones de la políticas agrícolas del país por parte del comité de agricultura de esta organización. En ese reporte se resaltó que las contribuciones de la agricultura primaria al PIB y al empleo del país han descendido; que se cuenta con una baja competitividad en el sector; que no se cuenta con políticas eficientes para afrontar los desafíos estructurales; y que el desarrollo de sector agrícola “está estrechamente relacionado con el sistema de tenencia de la tierra y las reparaciones a las víctimas de los conflictos en las zonas rurales”.  

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Para conseguir superar los retos estructurales y lograr un crecimiento agrícola sostenible, se requieren políticas públicas para eliminar deficiencias en el sistema de infraestructura de riego y drenaje, de tenencia y tributación de la tierra y desarrollo rural, ordenamiento territorial, abastecimiento y gestión de agua, infraestructura de transporte, sistemas de inocuidad animal y vegetal, y alimentaria, asistencia técnica, sistemas de información de mercado, aprovechamiento de acuerdos comerciales internacionales, integración en mercados agroalimentarios internacionales, reforzamiento del sistema de innovación agrícola.

Según la Red Española del Pacto Global de las Naciones Unidas existen grandes oportunidades de negocios ligadas a los objetivos de desarrollo sostenible (ODS) para sector agroalimentario. Entre ellas se resaltan: reducir el desperdicio de alimentos en la cadena de valor (ODS 12); mercados de alimentos de bajo costo (ODS 1); reducir el desperdicio de alimentos de consumo (ODS 12); tecnologías en pequeñas granjas (ODS 9); acuicultura sostenible (ODS 14); reducir el desperdicio de envases (ODS 12); agricultura digital (ODS 2); consumo responsable (ODS 12); economía circular (ODS 12); dietas variadas y equilibradas (ODS 2); el comercio digital, electrónico o e-commerce (ODS 9); y la agricultura ecológica (ODS 2).  También recomienda que las empresas tengan en cuenta incorporar en modelos de negocios sostenibles; innovar con productos y servicios que contribuyan a los ODS; y desarrollar alianzas para desarrollar acciones innovadoras conjuntas a los ODS.

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