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Editorial

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El slump: sucede en las mejores familias

Fernando de Buen

«Los slumps no existen…
Los creamos en nuestras mentes…
Estas en un slump cuando crees que lo estás…
Mientras más profunda es tu caída,
más profundamente crees en la misma
y más difícil será salir de ella.»


Tomothy Gallwey, en «The Inner Game of Golf».

Tras haber leído el excelente artículo de Juan Luis Guillén (PGA Tour), que aparece en esta misma edición, donde menciona la terrible baja de juego del sorprendente Jordan Spieth, me puse a recordar a muchos de los jugadores consagrados que han sufrido durante una parte de su carrera el famoso slump.

Tendríamos que empezar por definir al slump. Traducido literalmente del inglés, el término significa depresión, baja, declive, hundimiento, etc. Se refiere, básicamente, a la caída repentina que sufre alguien que se ha mantenido estable durante un tiempo considerable. En el golf, se dice que un jugador ha sufrido un slump cuando, de la noche a la mañana, tiene un notable descenso su desempeño y se mantiene de esa forma durante un lapso que puede llevar semanas, meses o años.

¿Cuáles son las causas del slump?

Pueden ser muchas y no necesariamente están relacionadas con el juego. Entre las que sí lo están, puedo mencionar, entre muchas otras, cambios en el swing, cambios en palos de golf, entrenamiento excesivo, entrenamiento insuficiente, modificaciones en la estrategia de juego, cambios en la rutina anterior a la ejecución de un golpe, pérdida de la confianza y generación de temor a fracasar por una mala experiencia reciente —un corto putt fallado, un golpe que terminó fuera de límites o una pésima decisión en la estrategia—, o bien, la incapacidad para resolver un detalle en el juego (los famosos yips); entre las que no se relacionan con la práctica del deporte, están los problemas externos provocados por conflictos familiares o laborales o la simple pérdida de motivación; otras causas podrían ser enfermedades o lesiones —derivadas o no de la práctica del golf— que fuerzan una suspensión temporal de las actividades relacionadas con esta actividad.

Desde que el golf comenzó a difundirse en el mundo, las historias de grandes estrellas con grandes slumps han sido una constante. Prácticamente, ningún jugador se ha salvado de una mala racha, donde luce muy por debajo de sus facultades comprobadas. Vale la pena repasar algunos ejemplos:

Jack Nicklaus. El gran Oso Dorado —quien acaba de cumplir 80 años—, completó en 1978 su tercer grand slam (ganar en al menos tres ocasiones cada uno de los cuatro majors del calendario). Parecía imposible imaginar que este gigante pudiese experimentar una baja de juego. Sin embargo, el año siguiente fue el primero en su carrera profesional en la que no obtuvo victorias. Gracias a una férrea disciplina y al apoyo de sus entrenadores, Jack recuperó su capacidad y en 1980 ganó el U.S. Open y el PGA Championship, este último por siete golpes.

Tiger Woods. El indescifrable californiano no ha pasado por uno, sino por tres grandes slumps a través de su carrera. Tras haber ganado un total de 32 torneos entre 1999 y 2003, un promedio de más de seis por año, Woods solo logró una victoria en 2004 y fue en match play, pero regresó con 31 títulos más entre 2005 y 2009. El escándalo de infidelidad a finales de 2009 le costó a Tiger mantenerse dos años y medio sin registrar triunfos. Entre 2014 y 2017, fueron las lesiones las que tuvieron al golfista al borde del retiro, además del arresto que sufrió en mayo de 2017 por manejar bajo el influjo de sustancias que el mismo describió como «medicamentos recetados». Como consecuencia de lo anterior, no ganó un solo torneo entre 2014 y el último evento de la temporada 2018, cuando rompió la sequía con un inolvidable triunfo en el Tour Championship.

Phil Mickelson. Si algo ha distinguido al zurdo de San Diego a través de su muy larga carrera, es su increíble regularidad. Desde su primer triunfo como profesional en 1993 (ganó uno en 1991 en el PGA Tour, pero aún como amateur), han sido pocos los años en los que no ha salido con una victoria como mínimo. Ello sucedió en 1999 y 2003, pero, entre 2014 y 2017 no consiguió un solo triunfo y, en las siguientes dos temporadas, uno en cada una. Si bien el zurdo está por cumplir 50 años en junio próximo, está claro que sus condiciones como jugador distan mucho de haber disminuido por causas de la edad, ya que continúa con números semejantes a los de sus mejores años. Una simple prueba de ello es su distancia promedio con el driver este año, 305.1 yardas, ocupando lugar 37 de dicho escalafón en el PGA Tour.

Rory McIlroy. Tras una magnífica racha en 2012 que lo llevó al sitio más alto del ranking mundial, el norirlandés tuvo un desastroso 2013, año en el que no pudo ganar ni en el PGA Tour ni en el Tour Europeo, y solo se salvó por haberse llevado el Abierto de Australia en diciembre de dicho año. Aunque él no lo puede admitir por cuestiones comerciales, es un hecho que le tomó muchísimo tiempo adaptarse al equipo que le proporcionó su patrocinador Nike. Su evolución no ha sido rápida, pero la pasada temporada le alcanzó para ser nombrado Jugador del Año y ganar la FedexCup. Muy pronto podría recuperar el número 1 del mundo.

¿Cómo salir del slump?

Tratándose de un tema tan común como el slice, las soluciones que proponen los expertos para salir de un slump son muy variadas, y van desde la receta de consejos hasta una verdadera terapia con un psicoanalista. Con el ánimo de no entrar demasiado en detalles, hay algunos puntos de coincidencia entre los expertos, que valdría que pusieras en práctica si sufres de este padecimiento. Éstos son:

1. Conoces mejor que nadie tu nivel de juego y sabes que solo estas pasando por un mal momento. Si no hay ningún problema físico que te lo impida, sin duda podrás regresar. Comienza por pensar que así será.

2. Pon atención a tu cuerpo. Es probable que alguna molestia física esté provocando un pequeño cambio en tu swing, y por ello has estado fallando. Analiza a fondo la situación y descubre si esta es la causa.

3. Los nuevos palos de golf que compraste fueron diseñados y construidos por expertos, por lo que es muy probable que te funcionen a la perfección, si llegas a conocerlos profundamente. No regreses a tu equipo anterior, comprométete durante algunos meses a utilizar el nuevo y sacarle el máximo jugo. Si después del plazo acordado no mejoras, inténtalo de nuevo con el viejo set.

4. Si has cambiado tus hábitos de práctica, trata de volver a la rutina que te llevó a jugar a tu máximo nivel. Reflexiona cada golpe en el área de entrenamiento, antes de su ejecución. Traza una meta y no cejes hasta cumplirla.

5. No tomes tu slump tan seriamente. Mientras más atención le pongas, más difícil te será dejarlo atrás. Balancea tu vida con la familia, amigos y trabajo.

6. Si te presionan las apuestas con tu grupo, déjalas por un tiempo para concentrarte en tu juego.

7. Toma algunas clases con el profesional de tu club. Él conoce tu swing y notará de inmediato lo que te está fallando, si ese es el caso.

8. Disfruta el golf, que para eso comenzaste a jugarlo.

En mi opinión, la última será siempre la más importante.