Mientras los estadounidenses se enfrentan a la selección de los mejores golfistas del resto del mundo, salvo Europa, al otro lado del planeta, Jon Rahm celebrará su boda española con la estadounidense Kelly Cahill, en Bilbao.
«Los éxitos en la vida personal para mí siempre van a valer mucho más que los éxitos profesionales. Y creo que he tenido más éxito en lo personal que en el golf. Lo que ella me ha hecho mejorar como persona me ha ayudado seguro a jugar mejor», comenta Jon sobre Kelly, con la ha compartido su vida desde que se conocieron en la Universidad del Estado de Arizona.
Kelly y Jon se conocieron bailando y desde entonces han seguido el mismo compás en lo personal y en lo profesional. Mientras Jon triunfaba en el equipo de golf universitario, Kelly, licenciada en biología, formaba parte de los equipos de atletismo y tenis. «Al ser deportista de élite, ella entiende las decisiones probablemente egoístas que tenemos que tomar», explica Rahm.
Unas decisiones, como la de descansar durante cinco semanas antes de coronarse campeón del circuito europeo, están dando frutos. «Las semanas de descanso las pasamos en casa. Con todo lo que viajamos, ese tiempo en casa con Kelly se aprecia mucho», dice Jon, que se define como muy casero y probablemente el más americano de los golfistas españoles.
Aunque Rahm ha echado raíces en Arizona, donde lleva viviendo casi ocho años, no ha perdido en ningún momento su conexión con España. «Siempre es un buen sentimiento jugar para más que uno mismo. Aunque no lo pienso durante los torneos, lo veo en la repercusión de lo que hago», comenta el golfista vasco sobre su popularidad en su región de origen y en el resto de España.
Rahm, ganador durante dos años consecutivos del Open de España (2018 y 2019), aprovecha cualquier ocasión para promover el golf entre los jóvenes y los niños españoles, y sigue siendo un fanático del equipo de fútbol del Athletic de Bilbao, una pasión que comparte con su prometida.
De sus visitas a España, Kelly atesora el recuerdo de los cucuruchos de papel llenos de jamón ibérico, el vino txakolí, los partidos en el estadio de San Mamés y las nocheviejas en casa de la abuela de Jon, comiendo las uvas con las 12 campanadas.