Rescatar una patera es violencia y caos. En la barca hay personas que llevan, quizá, cinco días en el mar. «Están clamando por salvar su vida, así que cuando te acercas a la patera la gente se abalanza, porque está aterrorizada y ha entrado en pánico ¿Cómo le dices a una persona que lleva una semana en una barca hinchable que no se mueva de ahí? Y otra cosa, casi nadie sabe nadar. Caer al agua significa hundirse como un plomo, ni una brazada saben dar».

«En una salvamar solo somos tres rescatadores. El patrón, el mecánico y el tripulante. El patrón y el mecánico están ocupados manejando la nave, así que es el tripulante el que tiene que tirar de las personas como si fueran fardos. La diferencia entre la salvamar y la patera es de metro y medio. Así va sacando a las personas a pulso, 50, 60, 80 personas, porque no hay tiempo. Mientras, al otro lado de la patera comienzan a caer migrantes al agua, y el patrón y el mecánico empiezan a lanzar aros para que no se ahoguen. Ves que algunos se hunden ¿Cuántas personas pierden la vida en una maniobra? ¿Cuánta gente hubiera sido si Salvamento contara con más manos?»

Así es el día a día de un rescatador últimamente en las Islas Canarias. Quien habla es Ismael Furió, delegado de CGT en Salvamento Marítimo y rescatador que vivió la crisis de los cayucos en primera persona. Hoy, denuncia que sus compañeros en las islas están sobrepasados y exhaustos, con embarcaciones que han prestado un servicio ininterrumpido durante más de 20 horas. Una carga de trabajo durísima que llevan sosteniendo durante meses.

"Al límite"

Fuentes de Salvamento afirman que los trabajadores han reiterado en varias ocasiones a la dirección de operaciones que se sienten completamente agotados, y desde el sindicato aseguran que «la integridad física de los trabajadores está en constante peligro» porque están sometidos a «un gran estrés físico y mental». Fuentes del ente público denuncian que los rescatadores llevan más de un mes durmiendo una media de cuatro horas diarias y se encuentran «al límite».

La llegada de pateras se ha disparado este año en Canarias y ha desembocado en una crisis migratoria sin precedentes en las islas. Una enorme carga de trabajo cuyo grueso que se está gestionando con solo tres embarcaciones; las guardamares Polimnia y Talia, y la salvamar Menkalinan, que han rescatado a 8.000 de los 10.000 migrantes que, de momento, han llegado a las islas en este 2020. «En total, la crisis migratoria en Canarias la están gestionando 25 rescatadores», denuncia Ismael Furió.

Más manos para salvar vidas

Y pese a todo las plantillas no se refuerzan. Por este motivo, CGT (sindicato mayoritario en el sector) decidió el pasado viernes presentar una denuncia ante Inspección de Trabajo por la situación insostenible que están viviendo los trabajadores de salvamento en Canarias. Reclaman la incorporación de un cuarto tripulante al menos en las unidades más activas del archipiélago, ya que los actuales trabajadores están «al límite físico y mental» reza el comunicado del sindicato.

No es casualidad, por tanto, que la embarcación Mizal, de Salvamento Marítimo, encallara hace 6 días en Lanzarote, con 40 inmigrantes a bordo. Finalmente no hubo que lamentar heridos ni fallecidos, pero según asegura Furió, el patrón de esa embarcación había advertido horas antes que estaba completamente «exhausto» y «no podía más». «Después de 21 días seguidos con guardias de 24 horas». «La presión que estamos sufriendo es inhumana» advierte.

Algunas embarcaciones de Salvamento han prestado servicio ininterrumpido durante 20 horas seguidas

Pero desde el ente público de Salvamento no parecen estar muy de acuerdo, según asegura Furió. El sindicalista lamenta que ni siquiera se hayan utilizado todas las horas de refuerzo disponibles y tacha al director de operaciones de «negacionista». «Él llegó a reconocer en una reunión que no había ningún problema en Canarias, que lo que había era un aumento puntual que no merecía la pena tener en cuenta. Les da igual que se ahoguen mil personas o diez mil», denuncia.

Añade Furió que la única inversión en Salvamento Marítimo ha sido la construcción de un buque presupuestado en 46 millones de euros, mientras las plantillas no reciben trabajadores de refuerzo. Además, lamenta que «la gente tiene que saber que el Consejo de Administración de Sasemar son cargos de libre designación, a dedo, y que solo hay tres marinos en el Consejo, el resto no tiene ni idea del tema».

Solo tres barcos; la Talía, la Polimnia, y la Menkalinan, rescataron a 8.000 personas llegadas a las islas

«Estas decisiones están costando un montón de vidas cada día», dice Furió. Mientras, fuentes de Salvamento aseguran que si continúan trabajando es porque no pueden dejar morir a una persona que se está ahogando. Pero el agotamiento físico y mental influye, «alguien te tira la mano y tú no reaccionas a tiempo y se cae». Faltan manos y voluntad política para rescatar, y mientras tanto decenas de personas pierden la vida cada día en la ruta canaria. 

Al norte del muelle de Arguineguín


Es un muelle estrecho, de unos 60 por 12 metros, pero se ha convertido en un enorme foco informativo estos días. El puerto de Arguineguín está saturado, con más de 1.300 personas migrantes durmiendo al raso, o peor, bajo la lluvia, durante varios días, a pesar de que Furió asegura que se dispone de muchísimo más espacio cerca de esa zona.


El lugar se llama Arinaga, y es un muelle de miles de metros de ancho donde «se pueden poner baños, duchas, se pueden habilitar carpas para todos y utilizar naves enormes para que la acogida de datos y acogida sea muchísimo más humana».


En este sentido se pronuncian también fuentes de Salvamento, que alertan de que en Arguineguín, una pequeña población de pescadores, se está viviendo un gran aumento de la tensión y un rechazo hacia la llegada de migrantes, que han provocado la saturación de esta localidad.


En concreto, cuentan que se han visto barricadas fabricadas por los vecinos de esta localidad en la puerta de un centro de mayores que se había dispuesto para servir de centro de acogida para inmigrantes. También que han llegado a cortar el agua para prestarles servicio a estas personas en el muelle.


«Se podía haber hecho una gestión mucho más tranquila para todos. El Interior de Las Palmas, por ejemplo. La isla es una zona hueca, todo está en la costa y hay mucho espacio libre donde se podría haber habilitado algo, no hace falta mantenerlos en Arguineguín, donde la tensión social es terrible. No deja de ser una población muy pequeña de pescadores y además está tan solo a tres km de la zona más turística de Canarias» denuncia Furió.


El sindicalista también lamenta la falta de medios para primera acogida y la mala gestión de las autoridades. «Podían haber hablado, por ejemplo, con Médicos Sin Fronteras, que se están ofreciendo cada día a echar una mano. Además quieren ayudar sin condiciones ni fecha». Para Furió «la Administración no está respondiendo» al problema migratorio sin precedentes que viven las islas.