Un balón lleno de sueños en patera

MIGRACIÓN MEDITERRÁNEO (Crónica)

Nacera Ouabou

Argel, 5 nov (EFE).- Cansados de arrastrar los pies por los hostiles campos de hierba artificial de la dura Liga Nacional de Fútbol Amateur (LNFA) argelina, y sin apenas dinares en el bolsillo ni un horizonte claro en perspectiva, Abdelrachib Chabati y Tahar Aghoulies optaron esta semana por empaquetar las botas y emprender una arriesgada aventura.

Colocaron el balón de sus sueños sobre la cubierta de una embarcación precaria, rascaron los pocos ahorros que aún atesoraban y se sumaron a un grupo de "harragas" (migrantes irregulares, en árabe) que el pasado martes lograron alcanzar las costas de España.

"Gracias a Dios, el jugador Abdelrachid Chabati ha llegado a tierra española. Alabado sea Dios y que la suerte le acompañe", se explicaba el pasado martes en la página web que los aficionados de su club, el WR M`Slila, tiene en la red social Facebook y que a mediodía llevaba más de 660 me gusta, 75 comentarios y había sido compartida en cinco ocasiones.

La misma página, denominada "M´sila en nuestro corazón", ya revelaba el día antes que Chabati se había hecho a la mar de forma irregular y rezaba para que pudiera lograr su objetivo.

"El fenómeno de la inmigración ilegal, comúnmente conocido como "Harraga", sigue creciendo en Argelia. Jóvenes y mayores de ambos sexos se sienten realmente tentados. De hecho, decenas de personas han desembarcado recientemente en las costas españolas e italianas", explicaba un día después el diario local en lengua árabe Ennahar, uno de los más importantes del país.

HIJOS DE LA PRECARIEDAD

Como en muchos países, el fútbol es una pasión en Argelia pero también una fábrica de sueños y frustraciones: el país es el actual campeón de África y algunos de sus jugadores son estrellas rutilantes en ligas europeas, como el capitán, Ryad Mehrez, extremo titular del Manchester City inglés, Ismael Bennacer, pulmón del AC MIán de Italia, o Aïsa Mandi, defensa del Betis en España.

Son legión en las calles de Argelia los que ambicionan imitarlos y pocos los que consiguen excepto que se entrenen en el extranjero: en la última convocatoria de la selección nacional, ninguno de los veinte jugadores elegidos jugaba en la débil primera división argelina.

Decididos a vivir del fútbol, Chabati y Aghoulies sabían que les quedaba por delante una larga penitencia sin apenas garantías de éxito.

El primero ya tocaba la miel del futbol como medio de vida: estaba enrolado en el WR M´Sila, un modesto club del noroeste de Argelia, que este año había logrado ganar la LNFA y ascender a la Liga 2 argelina, primer escalón del profesionalismo.

Un anhelo que albergaba desde que entrara en las categorías inferiores del Mouloudia Club, más conocido como el MC Alger, uno de los equipos más importantes y laureados del país

Similar sueño albergaba Tahar Aghouiles, igualmente enrolado en el Raed Chabad de la ciudad de Bumerdés, en la LNFA, una competición sin apenas presupuesto en un país donde el fútbol profesional apenas da para sueldos raquíticos que en algunos casos rondan los 3.500 euros al mes.

Una cantidad que es una fortuna en un país sacudido desde hace un lustro por una aguda crisis económica, pero también política y social, que ha contribuido a espolear la migración, regular e irregular.

PRIMERA NACIONALIDAD ENTRE LOS QUE CRUZAN EL MAR A ESPAÑA

Según datos oficiales, Argelia se ha convertido en los dos últimos años en la primera nacionalidad de los que llegan a través del mar a España, desbancando a Marruecos.

La aguda crisis económica, pero también la cercanía a España --la ciudad occidental argelina de Orán dista apenas 200 kilómetros de las costas de Almería y Murcia--, hace que muchos consideren bien invertidos los cerca de 1.500 euros que cuesta el pasaje en las pateras, pese al alto riesgo de ser interceptados y devueltos en caliente a Argelia, donde les espera la cárcel.

A mitad de este año, los argelinos ya suponían en 55 por ciento de las cerca de 5.000 personas que habían llegado de manera irregular a España a través del mar.

Peor no todos tienen la fortuna de Chabati y Aghouiles, o del boxeador internacional argelino Nacereddine Bensaïd, que también logró llegar en patera a España el pasado septiembre para tratar de forjarse una carrera lejos de la corrupción que igualmente sacude la sociedad y el deporte en Argelia.

Otros, como Amin Khiter, jugador también amateur en el Unión Harrach, uno de los equipos de la capital, perdieron la esperanza y la vida en el mar. Su patera se hundió en diciembre cuando, como sus colegas, buscaba poder jugar o trabajar en España, y su cuerpo fue devuelto en enero a la playa por el mar. EFE

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