El Magazín Cultural

Fotos que hablan

John Mraz, fotohistoriador estadounidense, pero nacionalizado mexicano, visitó Colombia. A su paso recordó la importancia del fotoperiodismo y de la fotografía documental de todos los tiempos para entendernos como sociedades latinoamericanas.

Sandra Sánchez López*
12 de mayo de 2019 - 05:00 a. m.
Fotos que hablan

En medio de la efervescencia por el pasado que han producido el bicentenario y las preguntas por procesos como el de nuestra independencia y otros revolucionarios en América Latina, cien fotografías de la Revolución mexicana fueron exhibidas en la sala de exposiciones abierta de la Universidad de los Andes el pasado abril. El protagonista fue Emiliano Zapata, personaje paradigmático de esa Revolución, asesinado hace cien años. Algunas de las fotos de la muestra jamás habían sido puestas juntas en una amplia exhibición como esta, que, además, es itinerante. Después de estar en Bogotá, será inaugurada en Barranquilla el próximo 30 de mayo y luego viajará a Londres y a Monterrey.

Uno de los destacados de la exposición fue John Mraz. Su visita coincidió con el lanzamiento del documental de Jesús Abad Colorado, un trabajo celebrado por muchos como una hazaña del periodismo para la construcción de memoria, lo que hace de mayor pertinencia las ideas de Mraz sobre las imágenes como motor de identidades y de creación de íconos nacionales.

El ojo de John Mraz: 10 testimonios de las fotos de la Revolución

•Como en los tiempos que precedieron a la Revolución, durante esta los campesinos fueron discriminados. Los revolucionarios blanco-mestizos, más acomodados y poderosos, menospreciaban a los de ancestro indígena. Por eso, es poco sorpresivo que Zapata y los zapatistas caminaran a una distancia considerable del carro en el que sí entraba Madero a Cuernavaca, como lo muestra la serie de fotografías que documenta el triunfo temporal de la facción revolucionaria maderista.

•Los periódicos de la Ciudad de México, aún en manos de porfiristas y de las facciones más conservadoras de la Revolución, circularon imágenes que acompañaban con textos que describían a los zapatistas como salvajes, liderados por el Atila del Sur, el destructor, Zapata. Así la prensa jugó un papel importante en la producción de la histeria racista y clasista mexicanas. Maderistas, huertistas y constitucionalistas llevaron a cabo una guerra en contra de las comunidades zapatistas, tanto en el terreno militar como en el mediático.

•La Revolución se dio en medio de desventajas de armamento de los zapatistas. Las fotos muestran que la artillería de los constitucionalistas era uniforme; todos sus soldados tenían carabinas Steyr Mannlicher, del ejército austro-húngaro, mientas que los zapatistas tenían rifles de diferente tipo y calibre y arcos y flechas. Y tener rifles distintos era peligrosísimo: cuando se acababa la munición, era imposible utilizar la del compañero; había que usar entonces los arcos y flechas contra los rifles de guerra europeos.

•Las mujeres también participaron de la Revolución. Lo sabemos por las fotografías, en vez de los documentos escritos de archivo. Amparo Salgado era coronela zapatista-maderista. También lo fueron Carmen Robles y Esperanza Echevarría. Amelia Robles se incorporó a los ejércitos zapatistas y maderistas como Amelio Robles, un hombre transgénero.

•Las fotografías son testimonios que, comparadas, muestran realidades complejas. Por eso, hay fotos que retratan a los zapatistas como hombres violentos, sanguinarios, con cicatrices, que parecen listos para degollar a alguien, por el simple placer de hacerlo. Pero hay otras que dejan ver a esos mismísimos zapatistas como campesinos inofensivos, desorientados, en situaciones que les son extrañas.

•Tanto Zapata como Pancho Villa sabían del poder de la fotografía como medio de publicidad de sus visiones revolucionarias: sus miradas y poses y el gran número de registros fotográficos deliberados de estos líderes campesinos así lo demuestran.

•Las fotografías fueron en su gran mayoría producidas por fotógrafos, pero también por fotógrafas. Una de ellas fue Sara Castrejón, quien capturó la llegada de las tropas a Teloloapan y documentó así las fuerzas zapatistas, salgadistas y maderistas.

•Las fotografías de la Revolución vueltas ícono son productos del sentimiento popular de adhesión a los actores históricos como emblemas de sus propias preocupaciones sociales. Las fotos icónicas de Zapata flotan y llegan a ser estampadas en camisetas y pocillos, y en sus usos políticos se combinan con las de otras figuras revolucionarias icónicas latinoamericanas: el Che o el subcomandante Marcos.

•El poder de las fotografías revolucionarias está, en parte, en su potencia para fundamentar nuevos movimientos políticos, como lo hizo en la época del movimiento de estudiantes del 68 y recientemente con #YoSoy132. Las imágenes de Zapata estuvieron presentes y las referencias a ese pasado son claras, como en el caso de #YoSoy132, donde un cartel es fotografiado: “¿Qué hemos hecho para defender las conquistas por las cuales tantos dieron la vida? ¿De qué lado estás?”. Esto, para referirse a los revolucionarios de principios del siglo XX.

•Las fotografías pueden funcionar como crítica. Por ejemplo, Elsa Salinas denunció con una fotografía de Carlos Salinas, presidente de México en los años 90, la paradoja de un gobierno que se legitimó usando las imágenes revolucionarias como parte de su herencia, pero que se burló de ella al anunciar la Reforma de la Reforma Agraria (revolucionaria) y, con ello, el fin de la Revolución.

* Analista de medios e historiadora de los medios latinoamericanos del siglo XX.

Por Sandra Sánchez López*

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