La norma sobre “el prestamista falso” debe ser anulada

Por Aracely Panameño

Durante los últimos quince años, el número de estados que protegen sus residentes de la usura ha incrementado.  Mientras tanto, los prestamistas usureros buscan evadir estas leyes por medio de relaciones de socio con bancos nacionales exentos de leyes estatales. Estos usureros vienen en tres variedades, los que ofrecen préstamos del día de pago, préstamos por el título del auto, y algunos que ofrecen préstamos a plazo (incluyendo préstamos a pequeñas empresas). Todos estos préstamos son armas de destrucción financiera.

Los prestamistas usureros con sucursales se enfocan de manera desproporcionada en las comunidades latinas, afroamericanas, y otras comunidades de color ampliando más la brecha de riqueza racial y la inseguridad financiera de los hogares. Por ejemplo, el 11 por ciento de adultos afroamericanos tienen más probabilidad de vivir a una milla de un prestamista de día de pago en comparación con el 5 por ciento de los adultos blancos. Cuando no existe regulación estatal, estos negocios son más prolíferos que las malas yerbas en el jardín o que los restaurantes McDonald’s y Starbucks juntos.

El problema es uno de liquidez en el cual las personas no pueden cumplir con sus obligaciones financieras entre días de pago. Pensando que uno de estos préstamos solucionara su problema, los prestatarios que obtienen estos préstamos se quedan atrapados en un sepulcro de deuda muy difícil de escapar y sufren consecuencias muy dañinas.

Un cuestionado reglamento

Bajo la dirección de la administración previa, la Oficina del Controlador de la Moneda (OCC, por sus siglas en inglés) aprobó en octubre del 2020 un nuevo reglamento llamado “el verdadero prestamista.” Me refiero a esta norma como “la norma del prestamista falso.” Esta nueva norma permite que las entidades no bancarias, como las plataformas de tecnología, compren préstamos de bancos nacionales exentos de las tasas de interés estatal y disfruten de la flexibilidad que la ley federal les otorga.

Según este reglamento, un banco nacional, regulado por la OCC, simplemente puede ser nombrado como “el prestamista” en el contrato cuando en realidad otra compañía es el verdadero prestamista. El reglamento es una luz verde para que los prestamistas del día de pago y otros evadan las leyes estatales de protección contra la usura. Hoy en día, 25 estados y la ciudad capital del Distrito de Columbiaprotegen sus residentes de la usura. De esos, 18 estados y el Distrito de Columbia han efectuado la protección más efectiva, límites sobre la tasa de interés anual.

La resolución para cancelar este reglamento fue aprobada el 11 de mayo por el Senado de Estados Unidos. La Cámara de Representantes votará sobre la H.J. Res. 35, una medida similar, redactada por el Representante Jesús “Chuy” García (IL-4) en junio.

Protecciones contra la usura

Estudios, incluyendo los de la Oficina para la Protección Financiera del Consumidor (CFPB, por sus siglas en inglés), indican que estos préstamos aumentan la probabilidad de sobregiro, pérdida de una cuenta bancaria, quiebra, dificultad para pagar los préstamos mismos y otras cuentas, retrasos obteniendo servicios médicos y medicamentos, y en el caso de préstamos por el título de auto, pérdida del vehículo. Adicionalmente, el uso continuo de este tipo de préstamos deteriora los perfiles y puntajes crediticios, causando que el consumidor reciba ofertas de crédito de alto costo en el futuro.

La protección más efectiva contra la usura es limitar la tasa de interés anual al 36 por ciento en combinación con otras protecciones en la estructura de estos préstamos a nivel federal y estatal. Otro requisito fundamental es la evaluación de la capacidad de repago del cliente. La falta de estas protecciones sirve para enriquecer a los prestamistas a la expensa de sus prestatarios.

De hecho, nuestra última encuesta sobre el tema refleja que estas medidas de protección cuentan con el apoyo de más del 66 por ciento de los votantes a nivel nacional. Más del 75 por ciento de los votantes republicanos, independientes y demócratas apoyan regulaciones que requieren que los prestamistas verifiquen la capacidad de repago del cliente.

Eliminar el subterfugio a las protecciones financieras tiene que ser una prioridad nacional y estatal. No solo es lo moral; caramba, es lo justo.

Recomendaciones para los consumidores

  • Manejar el presupuesto más estrictamente y eliminar gastos  innecesarios.
  • Desarrollar un hábito de ahorros de $5, $10 o lo que pueda, cada día de pago. Un fondo de ahorros para las emergencias es muy útil cuando pasa lo inesperado o lo no planeado.
  • Hacer automático los ahorros designando la cantidad que entra a la cuenta corriente y a la cuenta de ahorros cuando su empleador le paga por medio de depósitos directos a su cuenta bancaria.
  • Vender algunas cosas de valor.
  • Trabajar horas extra para ganar más.
  • Emprender un pequeño negocio para generar más ingresos.
  • Negociar con los acreedores y establecer un plan de repago a plazos que sea asequible y sin abuso financiero.
  • Pedir ayuda a familiares o amigos. Si hace esto, asegúrese de establecer el plan de repago asequible desde el principio del trato. Para proteger su relación, no haga que su familiar o amigo lo ande buscando para pedirle el pago. Si enfrenta dificultades, comuníquese con la persona.
  • Averiguar si su banco o cooperativa de crédito ofrece préstamos de consumo con mejores términos.
  • Averiguar si su iglesia o comunidad de fe tiene un fondo de ayuda económica.
  • Averiguar si su jurisdicción tiene tandas o círculos de préstamos que podrían ser una mejor solución.

Comunícate con tu representante y pídele que apoye la propuesta de ley para cancelar el reglamento del “prestamista falso,” H.J. Res. 35. Para saber quién es tu representante, visita la página de internet de la Cámara de Representantes. Luego llama a la operadora de la Cámara de Representantes al 202-224-3121 y pide que te transfiera a la oficina de tu representante.

Aracely Panameño es directora de asuntos latinos del Centro para el Crédito Responsable (CRL, por sus siglas en inglés).

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